Septiembre marcó el cierre de un trimestre en el que los mercados financieros encontraron un punto de equilibrio entre crecimiento, inflación y política monetaria. La combinación de una desaceleración económica gradual, inflación que continúa moderándose y una Reserva Federal que se encamina hacia una postura menos restrictiva, delineó un escenario propicio para los activos de riesgo. En este contexto, todos los principales índices bursátiles cerraron con ganancias durante el mes; los mercados emergentes lideraron con un avance de 7.2%, mientras que en Estados Unidos el Nasdaq extendió su racha alcista, acumulando cerca de 25% de rendimiento en los últimos doce meses.

En la renta variable, la tendencia del mes se concentró en el sector tecnológico, que avanzó alrededor de 7.5% y se reafirmó como el principal motor del mercado. Las mayores ganancias provinieron de compañías vinculadas a semiconductores, software y medios, mientras que sectores más defensivos como consumo básico y servicios públicos, mostraron rezago ante la rotación hacia activos de mayor crecimiento.

En los mercados de renta fija las tasas bajaron, reflejando una preferencia moderada por mayor duración. Esta dinámica benefició a los instrumentos de mayor plazo, mientras que los bonos corporativos de alto rendimiento (high yield) conservaron su atractivo relativo, con rendimientos superiores al 7% anual. El apetito por riesgo crediticio se mantuvo estable, sustentado en la expectativa de un aterrizaje económico ordenado y una política monetaria que se aproxima gradualmente a niveles neutros tras un periodo prolongado de restricción.

Uno de los temas que mayor atención generó durante el mes fue el cierre parcial del gobierno estadounidense, resultado de la falta de un acuerdo presupuestal en el Congreso. Aunque los servicios esenciales continúan operando, la suspensión temporal de diversas agencias y programas generó cierta preocupación en materia de datos y transparencia, sin embargo, los mercados reaccionaron con moderación al asumir que el evento será transitorio y sin consecuencias significativas para la economía, como ha sucedido en ocasiones anteriores.

En el ámbito de materias primas, el oro repuntó más de 10% en septiembre, alcanzando nuevos máximos históricos y consolidando su papel como activo refugio en un entorno de mayor concentración de riesgo en los mercados accionarios, incertidumbre geopolítica exacerbada y mayor diversificación, más allá de los bonos del tesoro americanos, por parte de los bancos centrales. Por su parte, el Bitcoin extendió su tendencia alcista y acumula un rendimiento de alrededor del 25% en lo que va del año, apoyado en flujos hacia activos alternativos y en expectativas de su adopción institucional. Ambos activos perfilan sólidas tendencias.

En México, la economía mostró un desempeño mixto; el PIB creció 0.6% trimestral en el segundo trimestre y 1.2% anual (últimos doce meses), reflejando una expansión moderada pero sostenida. La inflación general se ubicó alrededor de 3.7% en septiembre, mientras que la subyacente permaneció por encima del objetivo del Banco de México, lo que mantiene un tono prudente en la conducción de su política monetaria. Aun así, el banco central recortó la tasa de referencia en 25 puntos base, situándola en 7.50%. El peso mexicano se mantuvo estable en un rango de 18.3 a 18.5 pesos por dólar, mientras que la Bolsa Mexicana de Valores alcanzó nuevos máximos históricos impulsada por el renovado interés en un mercado que aún luce atractivo en términos de valuación tras años de rezago relativo. Para el cierre del año, esperamos 2 recortes más de 25 puntos base por parte de Banco de México para terminar con la tasa de referencia en 7.00% y, sin presiones fundamentales para el peso, esperamos ronde los 18.50 pesos por dólar.

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